- El candidato preferido tras Lula podría aislar más al país y alienar a sus socios comerciales, alertan veteranos de cuatro continentes
El candidato ultraderechista Jair Bolsonaro, segundo en las encuestas de intención de voto después del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, suele sorprender cada vez que abre la boca: generalmente por cómo sostiene sus ideas radicales en defensa de la dictadura, la tortura, el machismo institucional y la legalización de las armas. Sin embargo, en una reunión que mantuvo hace días con una veintena de miembros del cuerpo diplomático en Brasilia, el autoproclamado outsider—un no profesional de la política— llamó la atención por lo contrario. “Parecía una persona mansa. Nos quedamos perplejos”, comenta uno de los presentes bajo condición de anonimato.
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