Jorge Zepeda Patterson - El Siglo de Torreón
El despido fulminante al fiscal Santiago Nieto por haber exhibido a Emilio Lozoya, el amigo del presidente, parecería la última trastada política de un régimen que en su soberbia no advierte que cava su propia tumba. Los niveles de reprobación de Peña Nieto son tan bajos que este descrédito adicional puede ser interpretado como el último clavo en el ataúd. A sólo ocho meses de que los mexicanos elijamos al próximo gobierno, tal torpeza sólo puede ser atribuida a la necedad suicida o al cinismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario