I. F. - A. R. - El País
México ya no es el mismo país que en enero de 1994, cuando entró en vigor el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC) que vincularía su devenir económico con el de Estados Unidos. ¿Cambió para mejor o para peor? Para responder a esa pregunta hay que analizar la evolución de diferentes variables: el PIB per cápita —el indicador por excelencia del bienestar material—, los salarios y el desempleo, la tasa de pobreza, la desigualdad y el tipo de cambio.
Renta per cápita. El PIB por persona ha pasado de algo menos de 90.000 pesos (5.000 dólares, a precios constantes de 2008) por persona en 1994 a casi 118.000 pesos (algo más de 6.600 dólares) a cierre del año pasado. Puede parecer mucho, pero una tasa media de crecimiento de ligeramente superior al 1% anual es bastante decepcionante para un país emergente que venía de expandirse a un ritmo del 3,4% por año entre 1960 y 1980 —un periodo que abarca el tramo final del periodo dorado de la economía mexicana—. Y la convierte en una de las economías más rezagadas de América Latina y el Caribe.
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