Como estaba previsto, el debate previo, durante y después la XXII asamblea del PRI fue un circo mediático; los priístas cambiaron las partes más sensibles de los estatutos para que las cosas siguieran igual.
Los tres pilares fundamentales del PRI mantuvieron su vigencia: la facultad metaconstitucional del presidente de la república para designar por dedazo al candidato presidencial, el programa neoliberal de gobierno para 2018-2024 se definirá en Los Pinos y el presidente seguirá como el jefe máximo del partido.
O sea: como antes, como siempre, como desde 1929
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