Raymundo Riva Palacio - El Financiero
La historia de Odebrecht y sus corruptelas en México está llena de misterios y opacidades. En Estados Unidos no confían que la Procuraduría General de la República haga bien su trabajo, y a decir de las últimas filtraciones de la Fiscalía de Brasil sobre el caso mexicano, en aquella nación sudamericana tampoco. La corrupción intercontinental del conglomerado brasileño estalló el 21 diciembre pasado, cuando Odebrecht y su filial petroquímica Braskem aceptaron haber sobornado a políticos y funcionarios de 11 países entre 2011 y 2016, luego de haber sido descubierta tras una investigación en la que participaron Brasil, Estados Unidos, México y Suiza. La sorpresa del espectacular anuncio fue que al darse a conocer, México fue excluido como coparticipe de la investigación. No le dijeron a la PGR que se iba a anunciar sin el conocimiento del gobierno del presidente Enrique Peña Nieto; éste desdén jurídico y político sorprendió y molestó a las autoridades mexicanas. A los ejecutivos de Odebrecht también.
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