Como es usual luego de elecciones presidenciales en Estados Unidos, ahora con más incertidumbre de lo usual por la volatilidad de Trump en asuntos nodales, ingresamos a un interregnum, un vacío de poder, entre un Obama cuyo poder se desvenece a diario y un sucesor que asume hasta el 20 de enero de 2017. Uno y otro hacen movidas en el tablero junto a grandes poderes fácticos propensos a correr grandes riesgos: los guerreristas neocon con Mike Pence, hoy vicepresidente electo que tiene a Dick Cheney como modelo, y los especuladores de bancos too big to fail, apostando a los contratos bélico-industriales de la OTAN y de infraestructura, todos jugándole al abismo de otra guerra mundial y/o a otro colapso más grave que la Gran Recesión que estalló con Lehman Brothers, con rescate billonario a favor del 1%.
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