Cuando menos tres hechos han comenzado a prefigurar el escenario sucesorio del PRI para el 2018:
1.- Las instrucciones presidenciales al intendente presidencial en el PRI, Enrique Ochoa Reza, para aplastar al gobernador priísta Javier Duarte.
2.- La autorización al secretario de Gobernación, Miguel Angel Osorio Chong, para iniciar su posicionamiento, pero solo en el espacio estridente pero no formador de corrientes políticas de twitter.
3.- El aval presidencial al gobernador del Estado de México, Eruviel Ávila, para utilizar todos los recursos políticos del cargo y posicionarse en medios como figura nacional.
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