Maniatado, encadenado, laberíntico, México se acerca a uno de los momentos más críticos y ominosos de su historia reciente, la historia de su apenas estrenada democracia y de su tortuoso cambio estructural. El reloj de arena marca las horas implacable, y el callejón de las calamidades se presenta como la única ruta a la mano, aunque todos sepamos que no es sino un callejón sin salida.
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