- El sistema financiero paralelo come terreno a las entidades tradicionales
- Esta industria ofrece nuevas opciones de crédito, pero puede generar una nueva crisis
DAVID FERNÁNDEZ - Madrid - El País
Un dicho popular dice que si parece un pato, nada como un pato y grazna como un pato, entonces es un pato. Pero ¿y qué hay de una entidad que parece un banco y actúa como tal? Pues que en muchas ocasiones no es un banco, sino un banco en la sombra. Este sistema crediticio paralelo ha crecido a una velocidad de vértigo en el último lustro y equivale ya al 12% de todos los activos financieros que hay en el mundo. El shadow banking, como se conoce en inglés a esta industria, ofrece nuevas vías de financiación a las empresas y alternativas de ahorro a los inversores, pero su imparable crecimiento y el hecho de que su modelo de negocio escape a la supervisión ha encendido las alarmas por el riesgo sistémico que lleva aparejado. Una bomba de relojería que, de estallar, podría tener un efecto tan devastador como la crisis financiera de 2007.
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