Paul Krugman / El País
Las palabras”, escribía John Maynard Keynes, “deberían ser un poco salvajes, porque son el ataque de los pensamientos contra la falta de reflexión”. Siempre me ha gustado mucho esa cita y he tratado de aplicarla a mis propios escritos. Pero tengo que admitir que, durante la larga depresión económica que se produjo tras la crisis financiera de 2008 —una depresión a la que podíamos haber puesto fin rápidamente puesto que teníamos las herramientas y el conocimiento necesarios— la falta de reflexión consiguió en gran medida que rechazásemos los pensamientos poco gratos.
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