Una minoría de adinerados tiene una potentísima influencia en el debate sobre la política monetaria de Estados Unidos
Una lección triste que he aprendido en los últimos años es que la
economía es una disciplina mucho más política de lo querríamos creer.
Bueno, es una forma de hablar. Pero antes de la crisis financiera,
muchos economistas —incluso, hasta cierto punto, el que suscribe—
pensaban que había un consenso profesional considerable en relación con
algunos temas importantes.
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