Raymundo Riva Palacio / Eje Central
La batalla pública de la ley de telecomunicaciones tiene un capítulo secreto, oculto tras el dilema falso y
maniqueo de focalizar la discusión y orientar el voto en torno a si se
quería beneficiar a Televisa y perjudicar a Telmex. Empapada por los
odios y amores de Emilio Azcárraga y Carlos Slim, fue una cortina de humo que escondió la discusión verdadera en la negociación de la ley donde un grupo de cuatro políticos trató
de revertir la disposición constitucional de la tasa cero en la
interconexión, y permitir que Telmex siguiera cobrándola, regresando al
Instituto Federal de Telecomunicaciones atribuciones discrecionales para
fijar su costo, y eliminando la obligatoriedad de aplicar la ley.
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