Los altos precios del gas y la electricidad, las políticas
energéticas y una inadecuada gestión empresarial lastran la
competitividad europea
Rodrigo Villamizar / El País
Después de la gran crisis, los países iniciaron su carrera hacia la
recuperación y el crecimiento económico como lo hacen los participantes
en una maratón: mirándose a la cara y calculando el paso, guardando
energías para la fase final. Iniciado 2014, la carrera ha entrado en
calor. El problema es que nadie parece tener el combustible necesario
para tomar una delantera cómoda. El representante chino corre a media
velocidad; Rusia, India y Brasil se ven claramente disminuidos; Japón
arrancó con brío: Abe, su entrenador, le ha inyectado estimulantes
autorizados pero de mucho riesgo. Los famosos estímulos, aplicados por
varios participantes, han logrado resultados de corto plazo pero a un
alto coste: disminuyen la capacidad de sostener altos ritmos en tramos
largos.
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