Carlos Mota / El Financiero
Me temo que durante los siguientes dos días, en Acapulco, escucharemos de nueva cuenta los mismos argumentos del sector bancario que hemos estado escuchando por años:
que los bancos mexicanos están bien capitalizados; que tienen listo el
crédito para prestar al sector productivo; que han cumplido con la
regulación prudencial; que México se adelantó a Basilea III; que
innovarán.
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