domingo, 16 de marzo de 2014

MIEDO A LOS SALARIOS

Paul Krugman / El País
Hace cuatro años, algunos contemplamos con una mezcla de incredulidad y horror cómo el debate que mantenía la élite sobre la política económica se apartaba por completo del buen camino. En el transcurso de tan solo unos cuantos meses, la gente influyente de todo el mundo occidental se convenció a sí misma, y a los demás, de que los déficits presupuestarios eran una amenaza para la existencia, con lo que se impusieron sobre todas y cada una de las inquietudes relacionadas con el desempleo masivo. La consecuencia fue un giro hacia la austeridad fiscal que agravó y prolongó la crisis económica y que infligió un sufrimiento inmenso.

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