Un magma ideológico contrasta con la realidad del liberalismo económico
El marxismo es el fundamento ideológico inicial del Partido Comunista de
China (PCCh). Con el transcurso del tiempo ha ido incorporando a su
bagaje el leninismo, el maoísmo, el denguismo y otros aditivos teóricos
más recientes, desde la triple representatividad de Jiang Zemin al
desarrollo científico de Hu Jintao. Tenemos así un magma heterogéneo
que, por otra parte, contrasta con una realidad que combina liberalismo
económico y autoritarismo político, sumiendo en el desconcierto a
quienes tratan de adivinar si China es una cosa o es otra, o ambas a la
vez. Esta China cree en la soberanía y en el desarrollo, pero ¿en qué
más? Sin una ideología clara no podremos decir que China —o cualquier
nación— sea un país fuerte aunque sus magnitudes en otros campos, ya sea
la economía o la fuerza militar, mejoren sensiblemente con el paso de
los años.
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