Alejandro Nadal / La Jornada
La expansión de plantaciones de palma de aceite (Elaeis guineensis)
desde el sudeste asiático hasta inmensas regiones de África es una de
las causas más poderosas de destrucción de bosques tropicales en el
mundo. Cada año miles de hectáreas de bosque son convertidas a la
producción de palma. Biólogos y ecólogos tienen razón en estar
preocupados y en clamar por un cambio en este proceso. Pero algo falta
en su análisis.
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