Joaquín Estefanía / El País
Son
comprensibles los esfuerzos de algunos representantes gubernamentales —y de sus
intelectuales de cabecera— de dar ánimos a la ciudadanía, convenciéndola de que
lo peor ha pasado. Forma parte de la psicología colectiva para corregir la
depresión y la economía del miedo, que no hacen más que abundar en la
desconfianza y, por ende, profundizar en las dificultades para sacar la cabeza
del hoyo. Datos puntuales como la caída del paro en diciembre (una cifra
bastante buena), la reducción de la prima de riesgo, la subida de la Bolsa, la
corrección del déficit exterior, abundan en esa dirección.
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