El desmedido
crecimiento observado durante 2012 en las deudas de los usuarios de
crédito al consumo en el país –las cuales crecieron en más de 101 mil
millones de pesos y, en el caso particular de las tarjetas de crédito,
llegaron a la cifra sin precedente de 266 mil 300 millones– constituye
un indicador preocupante y un aviso de riesgos potenciales para el
sistema financiero y la economía nacional, en la medida en que la
estampida poco responsable en el otorgamiento de créditos de los bancos
no ha ido acompañada de un incremento sustancial en los ingresos de las
personas y sí, en cambio, de un incremento en la morosidad: apenas el
mes pasado la calificadora Moody’s advirtió que la cartera vencida de
los bancos se había duplicado en el reciente año y medio, en tanto que
la firma Fitch afirmó que el incumplimiento de pagos entre usuarios de
préstamos bancarios al consumo comenzaba a mostrar una dinámica similar a
la que precedió la más reciente crisis de las tarjetas de crédito, en
2008.
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