Enrique Del Val Blanco / Excélsior
Una vez más se ha repetido la tradicional historia de las reuniones
internacionales para temas concretos donde, a pesar de un número
increíble de países participantes, los acuerdos son pírricos, por no
decir nulos. A menos que se considere un éxito el posponer la toma de
decisiones para la siguiente reunión.
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