Enclavado en el corazón
de la Selva Negra chiapaneca, el municipio de Sitalá se ubica en el noveno
lugar de pobreza en el país y en el primero en grado de marginación, según
dependencias gubernamentales. La muerte por enfermedades curables es una
tragedia constante que padecen los indígenas tzeltales de la región. La gente
sabe que un dolor de estómago o una fiebre pueden terminar con la vida: la
lejanía del hospital “más cercano” y la falta de recursos para el traslado y
los medicamentos hacen que, resignados, esperen el alivio o el fallecimiento.
Al tiempo, otra enfermedad los asola: el alcoholismo. Los niños, desde los 7
años, se convierten en adictos mientras trabajadores empeñan sus herramientas
para conseguir el trago. Algunos beben a diario hasta por 3 meses
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