domingo, 24 de junio de 2012

EUROPA ESTÁ OBLIGADA A SOLUCIONAR YA EL EMBROLLO DE LA MONEDA ÚNICA

Una salida, por favor
Claudi Pérez / Luis Doncel Bruselas / El País
“La historia ha demostrado que los llamados visionarios son los verdaderos realistas y que los dubitativos y titubeantes suelen quedarse a la zaga”. Corrían los primeros meses de 1998 cuando el entonces canciller alemán, Helmut Kohl, apremiaba con esta arenga a cumplir los plazos establecidos y a alumbrar la moneda única que traería consigo “una verdadera estabilidad social”. Kohl se salió con la suya —pese a la resistencia de muchos de sus conciudadanos, a quienes acabó convenciendo con un liderazgo que hoy se recuerda con nostalgia en las grandes capitales europeas— y el euro nació el 1 de enero de 1999. Han pasado casi 14 años y la iniciativa más ambiciosa en la que se ha embarcado Europa corre el riesgo de agrietarse por las carencias de un proyecto que, a pesar de las dotes persuasivas de Kohl, estaba incompleto: no iba acompañado de una auténtica unión política y económica.

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