Apro/Ricardo Ravelo
Justo cuando la administración del presidente Felipe Calderón se aproxima a su final –sólo le quedan 11 meses– el balance de la lucha contra el narcotráfico “es muy negativo”, pues él mismo se convirtió “en prisionero de su propia guerra”. Hoy, no sólo no existe ningún viso de éxito en la lucha contra la delincuencia organizada, sino que ésta galopa impune aun más allá del territorio nacional.
Edgardo Buscaglia, experto en temas de seguridad nacional y delincuencia organizada, sostiene que la mal llamada guerra contra el narcotráfico se traduce en una guerra del gobierno contra la sociedad y contra las propias instituciones del Estado.
Para el investigador de la Universidad de Columbia, la gente está muy agraviada y seguramente cobrará la factura en las elecciones presidenciales de este 2012.
“En México –dice– ya hay condiciones para que organismos internacionales actúen y declaren al país en clara emergencia por las serias violaciones al derecho humanitario; además, en el futuro inmediato veo que Calderón entregará un país plagado de muertos, descabezados y con instituciones fragmentadas por los propios grupos criminales.”
–¿Fracasó Calderón con su estrategia de guerra? –se le pregunta.
–¿Cuál estrategia? Nunca hubo una estrategia. Lo que implementó el Presidente fue una acción de fuerza con el Ejército. Creo que el Presidente debió leer historia antes de implementar sus acciones. En Italia y en Colombia, por ejemplo, el Ejército actuó quirúrgicamente, pero acompañado de otras estrategias. En México, Calderón y el Ejército fracasaron y jamás aprendieron de la experiencia de otras naciones.
Desde un país de Asia en el cual se encuentra comisionado, Buscaglia señala a Proceso que le extraña que algunas voces, como la del exguerrillero salvadoreño Joaquín Villalobos, actual asesor de Calderón en materia de seguridad, difundan con soltura (revista Nexos, edición de enero) la idea de éxito en la lucha contra la delincuencia organizada.
Hasta ahora, arguye el entrevistado, “no existe ningún sentido científico” ni de política pública para aseverar que la estrategia del presidente contra la delincuencia haya sido exitosa.
Y se explaya: “El balance es muy negativo porque en los países donde estamos evaluando la política de seguridad humana, como en el caso de Malasia, lo que medimos es la forma en que suben y bajan los indicadores de delincuencia organizada.
“En México la delincuencia actúa con 22 tipologías delictivas y no hay vuelta de hoja: cuando llueve, llueve; cuando hay sol, hay sol. Y si los indicadores siguen aumentando, como en México, donde hay extorsión, piratería, tráfico de armas, narcotráfico, contrabando, no hay manera de decir que la estrategia del presidente Calderón ha tenido éxito.
“Los que argumenten eso están en un error. Puedo entender que lo dicen porque están bien pagados por la Secretaría de Seguridad Pública o por Los Pinos.
“No dudo que haya buenas intenciones del presidente (Calderón) y de su equipo, pero con buenas intenciones todos vamos al infierno. La delincuencia organizada ha venido fragmentando al Estado cada vez más y esos indicadores de fragmentación son muy altos: el crimen organizado se alimenta de esos pedazos del Estado y así puede seguir hasta el colapso mismo”.
Según el investigador de la Universidad de Columbia, 71.5% de los municipios del país están controlados por la delincuencia organizada; hay alcaldes, síndicos y regidores que están alineados con algún grupo criminal.
“Y no me refiero –dice– a autoridades de un partido, pues en todos hay casos en que los ayuntamientos que gobiernan sus representantes sirven a los intereses de la criminalidad”.
Y otro elocuente indicador del fracaso del gobierno, insiste Buscaglia, es que actualmente los líderes del narcotráfico mexicano, como Joaquín El Chapo Guzmán, están clasificados por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos como los personajes más influyentes del narco en el mundo.
“(Recientemente) El Chapo Guzmán fue considerado por la Oficina de Control de Activos Extranjeros del Departamento del Tesoro como el narcotraficante más poderoso del planeta. Ante este dato tan contundente no hay vuelta que darle: Calderón es un fracasado y con su ‘estrategia’ sólo logró elevar al Chapo Guzmán al rango de personaje mundial en el mercado de las drogas”.
Ello se debe, según el entrevistado, a que el poder patrimonial de los grupos criminales mexicanos, entre ellos el cártel de Sinaloa, se ha extendido a 53 países y su presencia es cada vez más frecuente en Asia, África y Europa. Por lo tanto, de ninguna manera puedo estar de acuerdo con la aseveración de que las políticas (calderonistas) mal implementadas han tenido algún éxito.
“Esto no es una cuestión de interpretación subjetiva en donde, como por ejemplo, a uno le gusta un movimiento artístico y a otras personas no. Lo subjetivo acá no vale. Los 22 tipos de indicadores delictivos siguen aumentando en México y en la región centroamericana, que está tan negativamente afectada por México.
“Por lo tanto, no sólo están aumentando los índices delictivos en México, es evidente que estamos exportando inseguridad humana a países de la región. Y no veo otra salida para el país más que el replanteamiento de la estrategia a través de un acuerdo político más allá del gobierno en turno, que por fortuna ya se acaba”.
Justo cuando la administración del presidente Felipe Calderón se aproxima a su final –sólo le quedan 11 meses– el balance de la lucha contra el narcotráfico “es muy negativo”, pues él mismo se convirtió “en prisionero de su propia guerra”. Hoy, no sólo no existe ningún viso de éxito en la lucha contra la delincuencia organizada, sino que ésta galopa impune aun más allá del territorio nacional.
Edgardo Buscaglia, experto en temas de seguridad nacional y delincuencia organizada, sostiene que la mal llamada guerra contra el narcotráfico se traduce en una guerra del gobierno contra la sociedad y contra las propias instituciones del Estado.
Para el investigador de la Universidad de Columbia, la gente está muy agraviada y seguramente cobrará la factura en las elecciones presidenciales de este 2012.
“En México –dice– ya hay condiciones para que organismos internacionales actúen y declaren al país en clara emergencia por las serias violaciones al derecho humanitario; además, en el futuro inmediato veo que Calderón entregará un país plagado de muertos, descabezados y con instituciones fragmentadas por los propios grupos criminales.”
–¿Fracasó Calderón con su estrategia de guerra? –se le pregunta.
–¿Cuál estrategia? Nunca hubo una estrategia. Lo que implementó el Presidente fue una acción de fuerza con el Ejército. Creo que el Presidente debió leer historia antes de implementar sus acciones. En Italia y en Colombia, por ejemplo, el Ejército actuó quirúrgicamente, pero acompañado de otras estrategias. En México, Calderón y el Ejército fracasaron y jamás aprendieron de la experiencia de otras naciones.
Desde un país de Asia en el cual se encuentra comisionado, Buscaglia señala a Proceso que le extraña que algunas voces, como la del exguerrillero salvadoreño Joaquín Villalobos, actual asesor de Calderón en materia de seguridad, difundan con soltura (revista Nexos, edición de enero) la idea de éxito en la lucha contra la delincuencia organizada.
Hasta ahora, arguye el entrevistado, “no existe ningún sentido científico” ni de política pública para aseverar que la estrategia del presidente contra la delincuencia haya sido exitosa.
Y se explaya: “El balance es muy negativo porque en los países donde estamos evaluando la política de seguridad humana, como en el caso de Malasia, lo que medimos es la forma en que suben y bajan los indicadores de delincuencia organizada.
“En México la delincuencia actúa con 22 tipologías delictivas y no hay vuelta de hoja: cuando llueve, llueve; cuando hay sol, hay sol. Y si los indicadores siguen aumentando, como en México, donde hay extorsión, piratería, tráfico de armas, narcotráfico, contrabando, no hay manera de decir que la estrategia del presidente Calderón ha tenido éxito.
“Los que argumenten eso están en un error. Puedo entender que lo dicen porque están bien pagados por la Secretaría de Seguridad Pública o por Los Pinos.
“No dudo que haya buenas intenciones del presidente (Calderón) y de su equipo, pero con buenas intenciones todos vamos al infierno. La delincuencia organizada ha venido fragmentando al Estado cada vez más y esos indicadores de fragmentación son muy altos: el crimen organizado se alimenta de esos pedazos del Estado y así puede seguir hasta el colapso mismo”.
Según el investigador de la Universidad de Columbia, 71.5% de los municipios del país están controlados por la delincuencia organizada; hay alcaldes, síndicos y regidores que están alineados con algún grupo criminal.
“Y no me refiero –dice– a autoridades de un partido, pues en todos hay casos en que los ayuntamientos que gobiernan sus representantes sirven a los intereses de la criminalidad”.
Y otro elocuente indicador del fracaso del gobierno, insiste Buscaglia, es que actualmente los líderes del narcotráfico mexicano, como Joaquín El Chapo Guzmán, están clasificados por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos como los personajes más influyentes del narco en el mundo.
“(Recientemente) El Chapo Guzmán fue considerado por la Oficina de Control de Activos Extranjeros del Departamento del Tesoro como el narcotraficante más poderoso del planeta. Ante este dato tan contundente no hay vuelta que darle: Calderón es un fracasado y con su ‘estrategia’ sólo logró elevar al Chapo Guzmán al rango de personaje mundial en el mercado de las drogas”.
Ello se debe, según el entrevistado, a que el poder patrimonial de los grupos criminales mexicanos, entre ellos el cártel de Sinaloa, se ha extendido a 53 países y su presencia es cada vez más frecuente en Asia, África y Europa. Por lo tanto, de ninguna manera puedo estar de acuerdo con la aseveración de que las políticas (calderonistas) mal implementadas han tenido algún éxito.
“Esto no es una cuestión de interpretación subjetiva en donde, como por ejemplo, a uno le gusta un movimiento artístico y a otras personas no. Lo subjetivo acá no vale. Los 22 tipos de indicadores delictivos siguen aumentando en México y en la región centroamericana, que está tan negativamente afectada por México.
“Por lo tanto, no sólo están aumentando los índices delictivos en México, es evidente que estamos exportando inseguridad humana a países de la región. Y no veo otra salida para el país más que el replanteamiento de la estrategia a través de un acuerdo político más allá del gobierno en turno, que por fortuna ya se acaba”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario