martes, 24 de mayo de 2011

"HACIA UN NUEVO PROYECTO NACIONAL DE DESARROLLO, EN SU QUINTA ETAPA REGIONAL"

COLEGIO NACIONAL DE ECONOMISTAS PROMUEVE DEBATE
Jesús Alberto Cano Vélez (*) / Excelsior
Ante la preocupación de que algo andaba gravemente mal en la economía mexicana, con tres décadas de estancamiento económico y sus efectos en la gente, por el creciente desempleo y pobreza que no daban señas de pararse, el Colegio Nacional de Economistas convocó, meses atrás, a un gran debate nacional, plural e incluyente, para revitalizar el actual Proyecto Nacional de Desarrollo, que según muchos, ya no da de sí.
Dicho debate nacional ya concluyó su Quinta Etapa Regional en Oaxaca, y como en las anteriores reuniones regionales, se convocó a los economistas de los circundantes Colegios estatales; a profesores y estudiantes de las principales universidades de los estados de cada región; a altos servidores públicos de la Secretaría de Hacienda y del Banco de México; a prominentes funcionarios de las secretarías de estado, así como a los empresarios y sus gremios, tanto estatales como nacionales.
El ambiente ha sido respetuoso, pero se han dado debates, por confrontas de percepciones y por diferencias de opinión respecto de las causas del deterioro económico y social del país, en las últimas décadas.
En estos debates, hemos constatado lo bien informados que están los jóvenes y la ciudadanía, en general, que han participado en los foros; conciencia que permitirá, en algún momento la toma de decisiones más congruentes, con las que la gente clama.
La Crisis de Pobreza y Desigualdad
La crisis de pobreza y desigualdad ha sido el tema que más ha impactado a los participantes; y es lógico, porque la mitad de los mexicanos vive en condición de pobreza y carece de protección social. Además, la mayoría de los entrantes al mercado laboral lo hace a través del mercado informal, donde los sueldos son menores y no están protegidos por la seguridad social.
Lo increíble es que las autoridades económicas simplemente rechazan intervenir en el funcionamiento del mercado, ni siquiera para hacer el bien. Su ideología no se los permite. De ahí el casi estancamiento de la economía en las últimas tres décadas, período en que el aumento de la población casi equiparó el 2% promedio anual del crecimiento del PIB. O sea, que no hubo una mejoría per cápita en la economía de los mexicanos durante las últimas tres décadas. Además, durante la década y media entre 1995 y 2010, cinco de esos años fueron de crecimientos negativos, agravándose todavía más el cuadro negro.
Luego está la desigualdad. Los sueldos, en general, han bajado pero los sueldos bajos han bajado más, de manera que el decil más bajo de ingresos solo recibe poco menos del 2% del ingreso nacional, mientras que en el otro extremo, el decil de más altos ingresos ha elevado su participación en la distribución del pastel, hasta cerca del 40% del ingreso nacional.
Esa situación pinta un cuadro pesimista al futuro, para los que creemos que el fortalecimiento del mercado interno es una necesidad para blindar a México y protegerlo mejor de los embates externos.
La Crisis del Estado Mexicano
Ha habido una grave pérdida de capacidad política y solvencia económica frente a los problemas actuales. Tenemos los efectos de esa crisis del Estado, en los tres niveles de gobierno: federal, estatal y municipal y en los tres poderes: ejecutivo, legislativo y judicial.

Tenemos un gobierno que no puede garantizar el estado de derecho e igualdad ante la Ley a todos los mexicanos; ni la seguridad, contra los actos de la delincuencia organizada, que está presente e impactando en todo el país. Además, se percibe una clara falta de gobernanza, en atención y prevención, ante los serios daños atribuibles al cambio climático --que vienen creciendo en virulencia.
En materia económica, además de no intervenir el gobierno, para que “no se enoje” el mercado, tenemos otros graves problemas, como el exceso de gasto corriente en los presupuestos gubernamentales y opacidad, ineficiencia, discrecionalidad y corrupción en su ejecución. Además, los poderosos monopolios que tenemos en el país, dictan su propia ley; y lo peor es que operan en mercados de bienes y servicios protegidos y otorgados en concesiones públicas.
Finalmente, y de suma gravedad, las Haciendas públicas, federal, estatales y municipales están incapacitadas para cumplir sus funciones esenciales por falta de recursos; solución que no les son permitidas por la carencia de gobernanza para fortalecer los sistemas tributarios de los tres niveles de gobierno, mismos que están llenos de privilegios. Además, la coordinación fiscal entre la federación y los estados y municipios es obsoleta e inadecuada a la nueva realidad política del país.
Finalmente, no es correcta la apreciación de que el que más gana, más aporta al fisco. De hecho el que más aporta es el ciudadano perteneciente a la tributariamente cautiva y menguante clase media.
(*) Presidente Nacional de El Colegio Nacional de Economistas

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