miércoles, 28 de abril de 2010

LOS DIRECTIVOS DE GOLDMAN NIEGAN EN EL CONGRESO LA COMISIÓN DE DELITOS

Pulso político en el Senado de EE UU sobre la reforma de Wall Street
Los senadores atacaron sin contemplación a los banqueros
ANTONIO CAÑO - EL PAÍS
Convertido temporalmente el Capitolio en el corazón financiero del país, los principales directivos de Goldman Sachs negaron ayer ante el Senado toda conducta delictiva con sus inversiones y sus clientes, al tiempo que los senadores republicanos, aconsejados por un delicado cálculo electoral, se resisten por ahora a votar en el pleno sobre la reforma de Wall Street.
Ambos acontecimientos acapararon ayer la atención de la clase política, los mercados y el público, que detecta estos días posibilidades inmediatas de venganza contra los bancos y las compañías de inversión a las que comúnmente se acusa de haber provocado la última crisis económica.
El caso de Goldman Sachs, la más influyente de las firmas de Wall Street, se ha hecho paradigmático. Acusada recientemente por la agencia reguladora, la Securities and Exchange Commission (SEC), de haber cometido fraude en la utilización del dinero de sus clientes en el mercado inmobiliario, los principales directivos de la empresa acudieron ayer al Congreso para rebatir esos cargos y limpiar su imagen.
"Ni especulamos con el mercado inmobiliario ni, por supuesto, apostamos contra nuestros clientes", aseguró el presidente y máximo ejecutivo de Goldman, Lloyd Blankfein. "Lo niego categóricamente y me defenderé ante los tribunales de esa falsa acusación", añadió Fabrice Tourre, el único ejecutivo de la compañía nominalmente acusado por la SEC. Será ante la SEC ante la que se jueguen su trabajo y su libertad. La comparecencia aquí tenía el propósito, más bien, de contrarrestar la dura campaña de descrédito a la que Goldman, como símbolo de todo Wall Street, está siendo sometida.
En vísperas de esta sesión, los senadores responsables hicieron circular algunos de los correos electrónicos descubiertos durante los 18 meses de investigación de la SEC, de los que parece deducirse que Goldman consiguió hacer dinero del derrumbe inmobiliario sin alertar a sus inversores del riesgo que asumían.
Blankfein y su equipo desmintieron esa interpretación. El presidente de Goldman insistió en que, aunque hubo unos primeros meses de beneficios, la firma perdió 1.200 millones de dólares (899 millones de euros) en el negocio inmobiliario entre 2007 y 2008.
Daniel Sparks, que dirigía el departamento de hipotecas de Goldman en ese tiempo, aseguró que todos los clientes sabían perfectamente que compraban productos relacionados con el mercado inmobiliario y asumían los riesgos correspondientes. Estas explicaciones no convencieron a los senadores, que atacaron sin contemplación a los banqueros. "Su conducta pone en cuestión todo el sistema de Wall Street", manifestó el presidente del comité ante el que se produjo la comparecencia, el demócrata Carl Levin. Susan Collins, la republicana de mayor jerarquía en el panel, acusó a los interrogados de "celebrar el colapso del mercado inmobiliario mientras millones de norteamericanos perdían sus viviendas y sus trabajos".
En este cargado ambiente, el Senado seguía discutiendo ayer la reforma del sistema financiero que impulsa Barack Obama. De momento el debate está en la fase de pulso político en el que cada partido intenta calcular qué es lo que más le conviene ante las próximas citas electorales.
Los demócratas sometieron el lunes a votación un procedimiento para pasar a la fase de discusión formal de la ley de reforma. Todos los republicanos votaron en contra y la mayoría no pudo alcanzar, por tanto, los 60 votos requeridos para ese trámite. Ayer se repitió la jugada y los republicanos volvieron a bloquear el proceso.
La oposición no quiere darle al Gobierno una victoria fácil. Quieren más negociación y un cierto reparto de méritos. Los demócratas, con una votación tras otra, pretenden presentar a sus rivales como un obstáculo en una reforma que desean dos terceras partes de los ciudadanos. El pulso y la negociación seguirán por unos días, pero el pronóstico es que habrá finalmente un acuerdo.

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