martes, 16 de septiembre de 2025

Sinaloa, asignatura pendiente de México

  • La guerra de narcotraficantes que aterroriza al Estado ha desbordado a las instituciones y requiere una mayor implicación

Dos agentes de policía miran los cadáveres de cinco hombres encontrados asesinados a balazos en una calle de Culiacán, en Sinaloa (México). José Betanzos Zárate (CUARTOSCURO)

El País

México vive atrapado en una espiral de violencia que parece no tener fin. Las guerras entre cárteles, que atraviesan estados y generaciones, han convertido amplias regiones del país en territorios disputados donde la vida cotidiana se rige por la ley del miedo. El caso de Sinaloa, epicentro histórico del narcotráfico, que desde hace un año vive una guerra entre dos facciones del cartel es hoy un recordatorio brutal de lo que ocurre cuando el poder del crimen organizado desborda a las instituciones y somete a la sociedad a un régimen de terror permanente.

La entrega a Estados Unidos de Ismael El Mayo Zambada, histórico aliado del Chapo Guzmán, desató una guerra entre los grupos que controlan los hijos de ambos. Los de Zambada acusan a los conocidos como Chapitos de traicionar a su padre. La lucha es por el control del negocio criminal, lo que supone un desafío para el Estado. Pese a los continuos esfuerzos y algunos logros del Gobierno de Claudia Sheinbaum, con despliegues masivos de fuerzas federales y estatales, no ha sido posible recuperar el control pleno ni detener la toma de territorios por el grupo criminal. Los vestigios del poder narco han calado hondo: muchas regiones han sido abandonadas por las autoridades y los cárteles imponen su ley.

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