- El gobierno promete proteger industrias y más ingresos con nuevos aranceles; expertos alertan encarecimiento, pérdida de competitividad y fugas de inversiones.
Patricia Tapia - Expansión
El gobierno mexicano decidió blandir un nuevo filo en su política comercial, en una era de proteccionismo impulsada desde Washington. La iniciativa de la presidenta Claudia Sheinbaum enviada al Congreso para reformar la Ley de los Impuestos Generales de Importación y Exportación plantea un ajuste sin precedentes: subir los aranceles a 1,463 fracciones de 19 industrias, con un valor de 52,000 millones de dólares en importaciones, equivalente a 8.6% del total nacional.
La medida, inscrita en el Plan México, tiene el objetivo de blindar sectores estratégicos ante la competencia externa. La apuesta luce ambiciosa y riesgosa a la vez. El gobierno defiende que los nuevos aranceles, que oscilarán entre 10 y 50% según el sector, protegerán 325,000 empleos, impulsarán polos industriales y generarán 70,000 millones de pesos adicionales de recaudación, mientras se reduce un déficit comercial con China que superó 119,000 millones de dólares en 2024 y se sustituirán importaciones de Asia.

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