Rolando Cordera Campos - Periódico La Jornada
Hacia fines del siglo XX, América Latina presumía con optimismo la ola democrática que cubría territorios y esperanzas. No se advertían en el horizonte ni el peligro comunista ni el asomo de dictaduras promovidas y movidas por y desde el poder. Apagada la guerra fría, se abría paso la democracia liberal y representativa.
No tuvo que pasar mucho tiempo; a 23 años de iniciado el siglo XXI, las democracias dan signos ominosos de fatiga, cuando no de verdadero desfondo, confirmando, una vez más, que el camino hacia la modernidad no es, nunca lo ha sido, un camino indoloro y recto. Una suerte de incapacidad política para reconsiderar y corregir corroe todo el aparato del Estado y ahora asedia con intrigante furia a sus órganos representativos y pone sitio al Poder Judicial.
No hay comentarios:
Publicar un comentario