León Bendesky - Periódico La Jornada
Todo estudiante de ciencias habrá leído alguna vez el breve texto del físico Richard Feynman titulado El valor de la ciencia, escrito en 1955. Dice que, como se sabe, el conocimiento científico permite hacer muchas cosas; que si se hacen buenas cosas no sólo se debe a la ciencia, sino que derivan de las elecciones éticas que encaminan hacia el bien.
El conocimiento científico, afirma, posibilita hacer el bien o el mal, pero no trae consigo las instrucciones de cómo usarlo. Una cosa es el conocimiento científico y otra, muy distinta el uso que de él se hace. Eso debería estar claro para todos, incluidos quienes administran programas públicos y privados relacionados con la educación y la investigación. No siempre es ese el caso. Se crean falsos dilemas.
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