martes, 16 de agosto de 2022

COLUMNA INVITADA

José Atilano Gonzalez - El Universal

La economía criminal en México ha tenido capacidad para cooptar territorios, relaciones comunitarias y la institucionalidad local, mediante una gran flexibilidad de acción, que incluye la aplicación de diferentes tipos de violencia, con lo cual logra adaptarse a contextos que mutan constantemente.

Así logran controlar la vida de los pueblos indígenas, campesinos, suburbanos y de zonas urbanas desarrolladas. Estas economías criminales, lideradas casi siempre por agentes externos, supracomunitarios, pero con vínculos estrechos o complicidades locales, generan grandes desafíos a los distintos niveles de gobierno, pues las acciones delictivas no sólo carcomen el tejido social, sino implican la generación y normalización de la violencia.

Ler más

No hay comentarios:

Publicar un comentario