León Bendesky - Periódico La Jornada
Hay una condición que señala que un Estado requiere para sostenerse de un sistema financiero funcional. Y eso, en términos prácticos significa que tiene que controlar la moneda nacional.
Esta es la base de la creciente atención que los bancos centrales han puesto en una extensa serie de empresas tecnológicas, de diversa naturaleza que han ido acumulando la capacidad de crear formas alternativas de dinero, de mecanismos de pago y otras transacciones.
El meollo de la cuestión es que en este nuevo ambiente, los sistemas financieros nacionales están dejando de ser estructuras formadas esquemáticamente por un banco central, bancos de distinto tipo y otras entidades y, claro, una moneda nacional.
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