- Morena nunca ha elegido candidato. Viene una prueba de fuego para una joven y nada consolidada organización política
Andrés Manuel López Obrador y Claudia Sheinbaum saludan durante una ceremonia para celebrar el primer aniversario de su administración el 1 de julio de 2019 en la Ciudad de México. PEDRO MARTIN GONZALEZ CASTILLO / GETTY IMAGES
Salvador Camarena - El País
No me den por muerto es el grito de moda en el verano gris de la política mexicana. Los suspirantes andan sueltos. Pasadas las elecciones intermedias, Andrés Manuel López Obrador ha dado el banderazo del juego de la sucesión presidencial y Marcelo Ebrard ha sido el último, hasta ahora, en decir que sí quiere ser candidato y suceder a Andrés Manuel en 2024. El tapado, ese rudo concurso de ambiciones de poder, vuelve a sonar como no se había sentido desde que desapareció la llamada presidencia imperial priista.
El primer día en que Claudia Sheinbaum recibió gritos de “presidenta, presidenta”, el canciller Ebrard estaba en París, un lugar de sus destierros. Era el primero de julio. Esa noche, en el Auditorio Nacional la jefa de gobierno de Ciudad de México vio regar su plantita rumbo al destape y floreció. En contraste, Mario Delgado, identificado como pocos con Marcelo, fue sonoramente abucheado por quienes se reunieron para celebrar los tres años del triunfo de AMLO en 2018. La rechifla al ebrardista no pasó inadvertida en la capital francesa.

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