- Los dos bandos que esta semana se disputan las urnas optaron por radicalizar a su propia clientela, en lugar de ir por la otra
Los líderes del PAN, PRI y PRD, en un encuentro en noviembre del año pasado. ROGELIO MORALES / CUARTOSCURO
Se dice que las elecciones de mitad de sexenio constituyen una suerte de evaluación del gobierno en turno. Más en este caso, en que los opositores al mandatario Andrés Manuel López Obrador, los partidos PRI, PAN y PRD (en teoría de centro, derecha e izquierda respectivamente) han decidido desdibujar sus propias identidades y fusionarse en un bloque unido para competir contra el partido del presidente. Si por ellos fuera, la boleta electoral no pediría marcar por un partido sino responder a una única pregunta, algo así como: ¿estás de acuerdo o en desacuerdo con darle al presidente el control de las Cámaras para cambiar las leyes a su capricho? Una pregunta que, enunciada desde el obradorismo sería formulada de otra manera, desde luego: ¿Estás de acuerdo o en desacuerdo con que el presidente se apoye en las Cámaras para consolidar los cambios a favor de los pobres?

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