Si bien es cierto que, como dice AMLO en relación a la 4 T, lo viejo no acaba de morir y lo nuevo no acaba de nacer–Gramsci–, mucho pende de la inteligencia política en el manejo de lo que se configura a nivel planetario como una catastrófica emergencia climática, aunque ya desde hace más de 60 años los altos círculos del capital fósil están enterados por sus propios investigadores y por la comunidad científica mundial de la devastación bioclimática que se anida en los combustibles fósiles. Desde México y su 4T téngase presente la inmensidad que en ese contexto se despliega la abismal asimetría que enfrenta el país ante Estados Unidos bajo el negacionismo climático del gobierno de Trump, quien junto a los grandes emisores de los gases de efecto invernadero (GEI) en disputa hegemónica, se opone, en lugar de liderar, a regular y frenar los GEI haciendo a un lado las advertencias de la ciencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario