Dulce Olvera - Sin Embargo
Desde el inicio del TLCAN en 1994, México ha tenido como su principal ventaja competitiva los salarios bajos. Como consecuencia, durante estos 23 años de libre comercio, los ingresos de los trabajadores han disminuido aquí y en Estados Unidos, dijo el investigador Miguel Santiago Reyes Hernández.
Del total de la producción nacional de nuestro principal socio comercial, el 64 por ciento se destinaba a salarios de los empleados, pero a partir del tratado disminuyó al 58 por ciento. En México ha sido más pronunciado: si bien la caída empezó en 1976, con el acuerdo se incrementó e hizo descender de 50 por ciento en ese año a 24 por ciento en este 2017; es decir, la mitad.
A la par del inicio de la primera ronda de renegociación, campesinos y sindicatos marcharon contra el TLCAN al argumentar que los ha desplazado y las empresas trasnacionales han sido las más beneficiadas. En Estados Unidos, de 100 por ciento de la producción empresarial, el 58 por ciento se va a los trabajadores y el 42 por ciento a las ganancias de las compañías. En contraste, en México entre el 22 y 26 por ciento se queda para los empleados y entre 74 y 78 por ciento en las firmas, documentó Reyes.
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