- No hay ningún espacio para la esperanza en el triunfo de Donald Trump
La prueba definitiva de la salud de una democracia es el traspaso de poderes, la transmisión de la jefatura de gobierno tras unas elecciones, donde candidatos de idearios similares o diferentes colaboran para que se cumpla la voluntad popular expresada en las urnas. Que Barack Obama haya prometido trabajar “de forma muy intensa para que ahora haya una transición de éxito” es prueba de ello. Ahora él y su equipo trabajarán con profesionalidad para facilitar la llegada al poder del nuevo líder de la primera potencia mundial, un racista misógino, sin experiencia de Gobierno y cuyos únicos planes conocidos son bajar los impuestos a los ricos, construir un muro con México y mejorar las relaciones con Vladímir Putin.
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