Jorge Zepeda Patterson - El Siglo de Torreón
Siempre me ha parecido un exceso la atribución de "fallido" que con frecuencia se le endilga al Estado mexicano. Un apelativo que quizá sea útil (y comprensible) para dar cuenta de la frustración y rabia que provoca la ineficiencia de las instituciones. Pero, en estricto sentido, inexacto para describir la situación de la vida pública del país. Habría que estar en una nación africana convulsionada por la guerra civil o en una sociedad post apocalíptica, para entender lo que significa vivir sin una moneda garantizada por la autoridad, sin servicios públicos o sin garantías de protección ante la violencia de los fascinerosos.
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