- Las elecciones mexicanas abren las puertas a una ofensiva judicial contra los gobernadores derrotados
J. M. Ahrens - El País
México vive al contragolpe. La derrota del PRI en las elecciones del 5 de junio ha puesto en manos del derechista PAN una formidable maquinaria de poder. En juego estaban 12 gubernaturas. Poca cosa vista desde el telescopio global. Pero un inmenso caudal sobre el terrero. En el país norteamericano los estados son una fuente de financiación política clave, amén de un potente surtidor de voto cautivos. Su control ha sido durante décadas motivo de las más obscenas luchas políticas. Esta vez no lo fueron menos.
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