- La constante estos años es designar a herederos mediocres que no opaquen a los históricos
ANTONIO NAVALÓN - El País
En 1939 y desde su exilio parisino, Gregorio Marañón escribió Tiberio: historia de un resentimiento, uno de sus estudios más interesantes y en el que muestra como prototipo del rencor al emperador romano que, entre otras cuestiones, justificaba haber elegido a Calígula como sucesor porque era el peor de los candidatos en Roma y así se engrandecería su propia figura. Si se sigue esa teoría y la línea de la lógica política de los últimos años, se pueden entender varios aspectos. El primero, la falta generalizada de liderazgo que vivimos. El segundo, estas crisis consecutivas y encadenadas que están alterando ciertos países y el mapa de consideraciones geoestratégicas de un asunto tan importante para la economía y la política como el Gobierno europeo.
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