- El régimen chino sigue suponiendo que puede dar órdenes a los mercados. Pero las cosas no funcionan así
China está gobernada por un partido que se llama a sí mismo comunista, pero su realidad económica es un rapaz capitalismo de amiguetes. Y todo el mundo da por sentado que los dirigentes del país participan del engaño y saben perfectamente que no pueden tomarse en serio su ocasional retórica socialista.
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