Rolando Cordera Campos / La Jornada
El viernes 20 de junio,
Leonardo Lomelí y yo comimos con Arnaldo Córdova en su casa y tuvimos
la que fue nuestra última conversación. Más que hablar de la vida y de
la muerte que se acercaba implacable, Arnaldo optó por pasar revista a
algunos de los temas que habían formado el núcleo de nuestra larga
conversación de amigos y compañeros de lucha, interés y preocupación por
temas fundamentales de la política: su lugar en la conducción de la
economía; la relación de la política democrática no sólo con dicha
conducción sino con la conformación de las economías políticas; el papel
y lugar de los empresarios; las reformas, siempre presentes en nuestro
intercambio y siempre exigentes de nuevos o más robustos argumentos y
discursos.
El reformismo admite muchos colores, me atreví a sugerir en algún momento y logré una sonrisa pícara de asentimiento y satisfacción de nuestro amigo.
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