Paul Krugman / El País
Hace dos años, Kansas se embarcó en un extraordinario experimento
fiscal: rebajó drásticamente el impuesto sobre la renta sin tener
ninguna idea clara de con qué sustituiría los ingresos perdidos. Sam
Brownback, el gobernador, propuso la norma —en términos porcentuales, la
mayor rebaja tributaria en un año aprobada nunca por un Estado— en
estrecha colaboración con el economista Arthur Laffer. Y Brownback
predijo que la bajada impulsaría un auge económico; “Fíjense en Texas”,
proclamó.
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