Raymundo Riva Palacio / Eje Central
La venganza es dulce cuando la
sangre está fría. Y cuando llega sin buscarla, es maní caído del cielo.
No hay que tener mucha imaginación para suponer la sonrisa del jefe de
gobierno del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera, y el director del Metro, Joel Ortega,
cuando mediante una decisión tajante, evitaron un potencial accidente
en el sistema de transporte público, y cerraron parcialmente la obra más
ambiciosa del gobierno de Marcelo Ebrard, que usaba para
pavimentar su camino a la presidencia del PRD este año y a la eventual
candidatura de la izquierda en las elecciones presidenciales en 2018.
No hay comentarios:
Publicar un comentario