La precariedad creciente de las masas parece alimentar mejor la codicia de las élites
Gabriela Cañas / El País
Latinoamérica avanza, afortunadamente, a contracorriente. En la mayoría
de los países de ese subcontinente, se ha reducido la desigualdad, pero
el sistema económico actual necesita en todo el mundo poca mano de obra y
se siente cada vez más cómodo con la desigualdad social. Ya no parece
necesitar aquella masa crítica de consumidores que dinamizaban la
economía. El mercado financiero, que es hoy el imperante, tiene otras
reglas. La ONU acaba de publicar su Informe sobre la situación social 2013
y alerta sobre este problema como ya lo han hecho Eurostat, Oxfam
Internacional o la OCDE. Asegura el informe de la ONU que con
desigualdad social los sistemas económicos son menos eficientes y que la
tendencia hacia la igualdad no es automática, sino que hay que pelear
por ella desde los gobiernos nacionales con políticas fiscales
redistributivas y fuertes inversiones en educación y sanidad.
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