Samuel García / 24 Horas
Una de las bondades prometidas de la reforma fiscal que planteó el
gobierno de Enrique Peña Nieto y que aprobó el Congreso, fue la
simplificación en el pago de los impuestos para los contribuyentes a
partir de 2014. No ocurrió. Al contrario, existe una gran confusión
entre las personas físicas, los pequeños contribuyentes (Repecos), y las
pequeñas y medianas empresas sobre cuánto, bajo qué modalidades,
formatos y cómo pagar los impuestos. Incluso la confusión aumentó con
los decretos que –hacia el final del año- publicó el Ejecutivo Federal
modificando algunos de los acuerdos alcanzados por los diputados en la
aprobación de la llamada reforma fiscal. El caso es que pagar impuestos
en México sigue siendo un asunto tan complejo -una especie de ‘ciencia
oculta’- que hasta los secretarios de Hacienda que he conocido en las
últimas dos décadas y media, han debido acudir a los servicios de un
contador para poder realizarlo. Y eso no cambiará un ápice en este 2014.
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