lunes, 13 de enero de 2014

EL GÓBER IMBECIL


Juan E. Pardinas / Educación Contracorriente
A Jacqueline Peschard.
La frivolidad del poder ya tiene imagen y rostro. Es la foto de un imbécil de ojos azules que se llama Manuel Velasco y es gobernador de Chiapas. No utilizo la palabra imbécil como un insulto ligero, sino como una categoría filosófica. En su hermoso libro, Ética para Amador, Fernando Savater sostiene que la única obligación que tenemos en la vida es "no ser imbéciles". El agreste adjetivo viene del latín baculus que significa "bastón": el imbécil es el que necesita un bastón para andar. Savater aclara que esta referencia no debe enfadar a los ancianos o a los usuarios de muletas, porque este tipo de bastón no es un punto de apoyo físico, sino una flaqueza del espíritu. Los imbéciles del filósofo español no cojean de los pies, sino del ánimo. Hay muchas versiones de la imbecilidad, pero todas en común tienen la necesidad de recargarse en cosas de fuera, ajenas a la entereza de su carácter. Por ejemplo, un gobernador que gasta millones para resaltar sus dotes de liderazgo.

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