Gustavo Gordillo / La Jornada
En las últimas semanas hemos presenciado un espectáculo bochornoso. La proliferación de ladies y lords
–como han sido atinadamente bautizadas- que han hecho gala de una
tendencia marcada de nuestras elites políticas y económicas a toda forma
de influyentismo. Sea que en efecto tengan poder político o económico o
ambos, o que se muevan en círculos donde se expresan esos poderes a
través de símbolos –no olvidemos el caso de las Ladies de Polanco cuyo
poder estaba basado más en el desplante y las actitudes racistas que en
el poder real-, lo impactante es que ahora se puede observar en tiempo
real gracias a las redes y a los medios de comunicación, lo antes
sabíamos e intuíamos.
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