"Suárez
cumplió a la perfección su papel de Caballo de Troya. Y algo parecido ocurre
con Mariano Rajoy y sus apóstoles"
Julio Máñez / El País
Todo parece indicar
que el PP aprendió con entusiasmo las enseñanzas de Adolfo Suárez, que no
fueron escasas, a la hora de poner en práctica grandes transformaciones
políticas en nuestro país. Conseguir que las Cortes franquistas se autodisolvieran
desde dentro, con el alborozo añadido de sus protagonistas, no era cosa de
broma. El harakiri fue descomunal, y pocos años después solo los franquistas de
corazón optaron por resolver el asunto a la brava mediante un confuso golpe de
Estado que no prosperó. Suárez cumplió a la perfección su papel de Caballo de
Troya. Y algo parecido ocurre con Mariano Rajoy y sus apóstoles. Entrar a saco
en las instituciones del Estado para ver el mejor modo de liquidar unas cuantas
o al menos de atenuar su poder, primero porque se abusa de las prerrogativas
del Gobierno, y segundo (y aquí se distingue de su antecesor) porque está
llevando el país a una ruina de la que no va ser fácil salir, todo bajo el
pretexto de la crisis y amparado (quizás al principio de su mandato) por sus
votantes y siempre por José María Aznar.
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