José Juan Toharia / El País
Si los españoles pudiesen votar
en las inminentes elecciones presidenciales estadounidenses, lo harían masivamente
(71 %) a favor de Barack Obama. Solamente un 7 % optaría por el candidato
republicano, Mitt Romney. Y no deja de ser llamativo que dos de cada tres
votantes (62 %) del PP se declaren hipotéticos votantes de Obama (quien en
líneas muy generales podría equivaler, en el contexto de su país, a un líder
socialdemócrata moderado europeo), mientras que solo un 14 % se decanta por
Mitt Romney, candidato de un partido que en general, y con algo de buena
voluntad, cabe ubicar en el ámbito del centroderecha (si bien en el momento
actual bizquea claramente más hacia la derecha, sin más, que hacia el centro).
Desde su elección como Presidente hace cuatro años, Obama ha contribuido de
forma llamativa a mejorar la imagen de Estados Unidos, y no solo (y ni siquiera
principalmente) en España. En su país, en cambio, su popularidad ha
experimentado sacudidas y vaivenes y ha declinado considerablemente: no en
España, donde invariablemente ha encabezado (y con escasas variaciones en
cuanto a puntuación) los rankings de
líderes e instituciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario