Felipe Calderón comentó que no sabía la cifra exacta de ninis, pero que a su juicio eran millones.
Enrique Del Val Blanco / Excelsior
El término de los ahora famosos ni-ni, aquéllos jóvenes que desgraciadamente ni trabajan ni estudian, surgió en España al tener el mismo problema que México. En ese país dicho término va ligado a otro: "mileuristas", que se refiere a jóvenes que han terminado su educación superior o que incluso tienen maestrías y doctorados pero sus ingresos no rebasan los mil euros.
El rector de la UNAM ha mostrado su preocupación, tomando como referente las estadísticas oficiales en las que se menciona que existen 7.5 millones de mexicanos ni-ni. Ante esto, el gobierno respondió mediante sendos boletines emitidos, ni más ni menos, por las secretarías de Gobernación y Educación Pública, argumentando que era mentira y que sólo 285 mil personas se encontraban en la situación mencionada.
Días después, respondiendo a una pregunta de periodistas, el Presidente de la República comentó que no sabía la cifra exacta, pero que a su juicio eran millones. No ha pasado ni un mes para que de manera oficial, a través del subsecretario de Educación Superior, quien además es experto en demografía, se reconociera que efectivamente eran más de siete millones de jóvenes que se encontraban en la situación de nini. Seguramente tendremos una visión más clara con los resultados de la encuesta de la juventud que se realiza este año.
¿Qué dirán ahora los secretarios de Gobernación y Educación Pública ante la aclaración del subsecretario de Educación Superior? Seguramente nada ocurrirá, con la esperanza de que la noticia del día siguiente oculte el error del día anterior, tal y como ha sucedido en otros temas.
Qué bueno que ahora ha salido a la luz pública esta grave situación, porque entonces existe la posibilidad de que se haga algo al respecto, más allá de opiniones a favor o en contra. El jueves pasado, el presidente del Senado propuso, a nombre de su fracción, una iniciativa para estimular el empleo de jóvenes en la situación de ni-ni, consistente en exentar del ISR y el IETU a los patrones que den empleo a jóvenes. Habría que tener cuidado para que no se convierta en otro programa fracasado, como el que lanzó la Secretaría del Trabajo de la actual administración de "Primer Empleo", del cual ya nadie habla a pesar de los millones de pesos que estaban disponibles.
Lo que habría que hacer, más allá de las declaraciones, es convertir a estos jóvenes nini en jóvenes sí-sí, tal y como ha expresado el rector de la UNAM, es decir, incrementar los recursos de la educación media superior y superior y a la vez instrumentar medidas como la propuesta en el Senado para fomentar el empleo con el fin de brindar una solución duradera a estos millones de jóvenes, cuya cifra se incrementa año con año.
Será la única forma de aprovechar el famoso "bono demográfico" que se presenta de vez en cuando en los países. Ahora México tiene la oportunidad de aprovecharlo de inmediato, pero si se retrasan las decisiones dicho bono se esfumará.
Es necesario también que las encuestas gubernamentales sean más acuciosas, tanto en este tema como en otros, pues estamos viendo que al parecer el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), ha entrado en la moda de lo que comúnmente se conoce como cucharear los datos y así, bajo el pretexto de modificaciones en la metodología, ha cambiado ya en este año dos veces los datos del Producto Interno Bruto (PIB) de 2009. Si ya está siendo cuestionado por el censo, que todo apunta a que en sus resultados faltará bastante información a pesar de que expertos en el tema se lo advirtieron, esperemos que al realizar las encuestas trimestrales de empleo no utilicen también el método del cuchareo para hacer quedar bien al gobierno. Es una lástima que la autonomía del INEGI esté sirviendo para ocultar la realidad.
Esperemos que las propuestas del Senado y la revisión a fondo que hagan los diputados para los aspectos de educación y empleo en el proyecto de presupuesto asignen más recursos para convertir en el mediano plazo a los ni-ni en sí-sí.
Enrique Del Val Blanco / Excelsior
El término de los ahora famosos ni-ni, aquéllos jóvenes que desgraciadamente ni trabajan ni estudian, surgió en España al tener el mismo problema que México. En ese país dicho término va ligado a otro: "mileuristas", que se refiere a jóvenes que han terminado su educación superior o que incluso tienen maestrías y doctorados pero sus ingresos no rebasan los mil euros.
El rector de la UNAM ha mostrado su preocupación, tomando como referente las estadísticas oficiales en las que se menciona que existen 7.5 millones de mexicanos ni-ni. Ante esto, el gobierno respondió mediante sendos boletines emitidos, ni más ni menos, por las secretarías de Gobernación y Educación Pública, argumentando que era mentira y que sólo 285 mil personas se encontraban en la situación mencionada.
Días después, respondiendo a una pregunta de periodistas, el Presidente de la República comentó que no sabía la cifra exacta, pero que a su juicio eran millones. No ha pasado ni un mes para que de manera oficial, a través del subsecretario de Educación Superior, quien además es experto en demografía, se reconociera que efectivamente eran más de siete millones de jóvenes que se encontraban en la situación de nini. Seguramente tendremos una visión más clara con los resultados de la encuesta de la juventud que se realiza este año.
¿Qué dirán ahora los secretarios de Gobernación y Educación Pública ante la aclaración del subsecretario de Educación Superior? Seguramente nada ocurrirá, con la esperanza de que la noticia del día siguiente oculte el error del día anterior, tal y como ha sucedido en otros temas.
Qué bueno que ahora ha salido a la luz pública esta grave situación, porque entonces existe la posibilidad de que se haga algo al respecto, más allá de opiniones a favor o en contra. El jueves pasado, el presidente del Senado propuso, a nombre de su fracción, una iniciativa para estimular el empleo de jóvenes en la situación de ni-ni, consistente en exentar del ISR y el IETU a los patrones que den empleo a jóvenes. Habría que tener cuidado para que no se convierta en otro programa fracasado, como el que lanzó la Secretaría del Trabajo de la actual administración de "Primer Empleo", del cual ya nadie habla a pesar de los millones de pesos que estaban disponibles.
Lo que habría que hacer, más allá de las declaraciones, es convertir a estos jóvenes nini en jóvenes sí-sí, tal y como ha expresado el rector de la UNAM, es decir, incrementar los recursos de la educación media superior y superior y a la vez instrumentar medidas como la propuesta en el Senado para fomentar el empleo con el fin de brindar una solución duradera a estos millones de jóvenes, cuya cifra se incrementa año con año.
Será la única forma de aprovechar el famoso "bono demográfico" que se presenta de vez en cuando en los países. Ahora México tiene la oportunidad de aprovecharlo de inmediato, pero si se retrasan las decisiones dicho bono se esfumará.
Es necesario también que las encuestas gubernamentales sean más acuciosas, tanto en este tema como en otros, pues estamos viendo que al parecer el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), ha entrado en la moda de lo que comúnmente se conoce como cucharear los datos y así, bajo el pretexto de modificaciones en la metodología, ha cambiado ya en este año dos veces los datos del Producto Interno Bruto (PIB) de 2009. Si ya está siendo cuestionado por el censo, que todo apunta a que en sus resultados faltará bastante información a pesar de que expertos en el tema se lo advirtieron, esperemos que al realizar las encuestas trimestrales de empleo no utilicen también el método del cuchareo para hacer quedar bien al gobierno. Es una lástima que la autonomía del INEGI esté sirviendo para ocultar la realidad.
Esperemos que las propuestas del Senado y la revisión a fondo que hagan los diputados para los aspectos de educación y empleo en el proyecto de presupuesto asignen más recursos para convertir en el mediano plazo a los ni-ni en sí-sí.
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